Con el cuerpo recién cargado de energía para empezar un nuevo día, y hasta una nueva aventura, Andrés Felipe González Polo, primíparo, a las 5:45 de la mañana ya cruzaba con paso firme la entrada de la Universidad del Magdalena, junto a cientos de estudiantes más.
Lejos de ser un tímido primíparo, se dirigía plenamente seguro al salón donde vería su primera clase de Negocios Internacionales. Lo había identificado días antes porque ya sentía un arraigado anhelo de apropiarse del lugar donde forjará su futuro profesional y donde años atrás soñó estar.
“Es una mezcla de emociones, una alegría tremenda que me inunda. Estudiar esta carrera es algo que soñé desde hace muchísimo tiempo”, aseguró con la convicción de que, además de haber ingresado a una de las universidades más prestigiosas de la región, encontraría en ella muchas oportunidades, como la de estudiar los próximos cinco años con exoneración del 90 % de su matrícula debido a su discapacidad física.
Esta condición congénita que lo ha acompañado a lo largo de sus 16 años fue motivo para que UNIMAGDALENA le otorgara incentivos para formarse, así como sucede con 816 personas con discapacidad, madres cabeza de hogar, poblaciones étnicas, víctimas del conflicto armado, deportistas, artistas, entre otros, que actualmente cuentan con descuentos especiales.
Para ellos las brechas de acceso y permanencia en la educación superior son cada vez menores, gracias a las políticas de inclusión que hacen parte de la consigna institucional y, a su vez, del compromiso del rector Pablo Vera Salazar, cuyo principio de gestión es “la gente es primero”.
“Me gusta el lema de inclusión de la Universidad y es un ambiente que necesito bastante, pues la Universidad me proporciona el ambiente adecuado para desarrollar y explotar todo mi potencial sin sentirme discriminado”, aseguró Andrés, quien ha interiorizado con beneplácito la promesa de valor de UNIMAGDALENA.
El joven oriundo del barrio Bastidas en Santa Marta, hijo de colegio público y estudiante destacado, ha demostrado que no existen límites para quienes se atreven a soñar y mucho menos para él, que con una prótesis en su pierna derecha, se le mide a todo, incluso a participar en campeonatos de fútbol como arquero.
A su paso por la Universidad, con el mismo ahínco y determinación con que llegó a su clase de Fundamentos de Economía, se abrirá paso en distintos escenarios académicos y deportivos, y buscará la interacción y colaboración mutua con sus compañeros y docentes.
Andrés sabe que en UNIMAGDALENA inicia un camino de transformación personal y profesional, donde además de alcanzar su título de pregrado, apuntarle a su formación posgradual e involucrarse al equipo de microfútbol, encontrará un entorno empático e incluyente que le hará sentir que este es su segundo hogar.
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